Cuando Carmen está triste

Cuando Carmen está triste disimula tan bien que todo el mundo se dice: Qué contenta está Carmen. Carmen se ha formado como una segunda naturaleza. Lo sabe y se felicita de ello: A nadie le importa lo que a mí me sucede. —Qué contenta estás hoy, Carmen. —Sí, mucho. —Cuéntame. —¿Qué? —El motivo de tu … Sigue leyendo Cuando Carmen está triste

Un baño en la presa

Crucé en compañía de mi hermano Chepe la esquina de doña Guillerma Cacheda, con dirección a la Plaza Principal, llegué a la tienda de don Maurilio, torcí a la derecha hasta la escuela de las niñas Gutiérrez, no sin pararme largo rato en las aceras del Bazar Atlántico de don Manuel Argüello y pedir a … Sigue leyendo Un baño en la presa

La viuda del manto prieto

Por la noche, la viuda del manto prieto arropaba el cañaveral del barrio con sus tocas harapientas. ¡Condená! Tenía los ojos llenos de ceniza, la boca llagada y unas manos huesudas que no se acababan de morir: —Voy a largalme pa no velle más la cara tiñosa. —Tiés mieo? —Tanto como tú. Ya me la … Sigue leyendo La viuda del manto prieto

Purificación en la calle del Cristo

—La casa está sola —dijo Inés. Y Emilia asintió. Aunque no era cierto. Allí también estaba Hortensia, como siempre, las tres reunidas en la gran sala, las tres puertas de dos hojas cerradas como siempre sobre el balcón, las persianas apenas entreabiertas, la luz del amanecer rompiéndose en tres colores (azul, amarillo, rojo) a través … Sigue leyendo Purificación en la calle del Cristo

Una caja de plomo que no se podía abrir

A Emilio Díaz Valcárcel Esto sucedió hace dos años, cuando llegaron los restos de Moncho Ramírez, que murió en Corea. Bueno, eso de “los restos de Moncho Ramírez” es un decir, porque la verdad es que nadie llegó a saber nunca lo que había dentro de aquella caja de plomo que no se podía abrir. … Sigue leyendo Una caja de plomo que no se podía abrir